En plena víspera de los días de más terror del año, la Cámara de Diputados se dio la tarea de aprobar algo que si les va a dar mello, se le conoce como la Ley Antifactureras, la cual, a grandes rasgos consiste en convertir a la defraudación fiscal en un crimen de la magnitud de la delincuencia organizada y por lo tanto, una amenaza a la seguridad nacional –¿Chapito estás ahí?-.
Si ni a mi adorada Jennifer Lopez en las estafadoras de Wall Street se le trató como tal delincuente, te estarás preguntando cómo podría afectarte esto a ti, pues en primera, si tendrían que coincidir varios factores desafortunados, ya que todo esto podría ocurrir en el marco de una inocente visita por parte del SAT.
Si, dios no lo quiera, un auditor del SAT se presenta en tu domicilio fiscal en horas laborales y no se encuentra nadie, puede utilizar sus “poderes malignos” para cancelar los sellos digitales de tu negocio etiquetándolo como no localizable; pero eso no es todo, si tú como contribuyente, no te enteras de las notificaciones por parte del organismo en cuestión, como consecuencia te van a multar con un crédito fiscal, del cual seguramente jamás te enterarás (al igual que con las notificaciones) y pues obviamente al no pagar tu multa, esta omisión ya sería considerada como defraudación fiscal, la cual, si llega a ser superior a 7.8 millones de pesos te van a refundir en el bote sin derecho a fianza.
Ésta nueva ley (Antifactureras), le da demasiado poder al SAT, a tal grado de poder aplicar tan severas medidas por ausentismo, se debe considerar que muchos contribuyentes trabajan remotamente, o bien, se encuentran visitando clientes; será interesante conocer cómo actuará la entidad ante esas situaciones, así que en estas fechas no le juegues ni al muertito, ni al espectro, ni al desaparecido, porque el que podría recibir el sustote de su vida, serías tú.