En el mundo de los números, las facturas, los balances y las declaraciones fiscales, pocas veces se reconoce a quienes estuvieron ahí desde el inicio: las madres. Hoy, en el Día de las Madres, queremos dedicar esta carta a la mamá de un contador. Porque detrás de cada profesional exitoso, hay una historia de amor, esfuerzo y apoyo incondicional.
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Mamá, gracias por creer en mí cuando nadie más entendía qué hacía
Ser contador no es fácil. Y lo sabes mejor que nadie. Fuiste la primera en escucharme hablar de impuestos, de SAT, de activos, pasivos y conciliaciones bancarias. Aunque muchas veces no sabías de qué te hablaba, siempre tuviste esa sonrisa paciente y esas palabras que me recordaban por qué valía la pena tanto esfuerzo.
Gracias por escucharme en silencio después de un cierre contable pesado. Gracias por guardar los recibos cuando apenas empezaba a comprender la importancia de un buen control de gastos. Gracias por hacerme café en mis madrugadas de estudio durante la universidad. Y gracias por celebrar conmigo cada logro, desde mi primer trabajo hasta ese cliente que tanto me costó conseguir.
Lo que no dice el currículum de un Contador
Detrás de cada contador exitoso hay una historia que no cabe en un currículum. Y muchas de esas líneas invisibles hablan de ti, mamá. De tus consejos para ser ordenado, de tu ejemplo de responsabilidad, de tu constancia para cumplir con lo prometido, y de tu habilidad para multiplicar recursos cuando los números no cuadraban.
Eres tú quien me enseñó a ser puntual, a no dejar las cosas para el final del mes (aunque a veces sí lo hago, lo admito), a tener mis papeles en orden y a valorar la importancia del trabajo bien hecho. Y aunque la contabilidad es una ciencia exacta, me mostraste que el corazón también tiene lugar en esta profesión.
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A la mamá que llenó mis libros contables de amor
Hoy, como contador, sé lo importante que es el respaldo, y tú siempre fuiste el mío. No solo con palabras, también con acciones. Me enseñaste a cuidar lo que tengo, a ahorrar, a pensar en el futuro. Quizá sin saberlo, fuiste la mejor maestra de finanzas personales que pude tener.
Cada vez que ayudo a una empresa a ordenar sus cuentas, cada vez que detecto un error en una declaración o logro que un cliente confíe en mí, sé que todo eso empezó contigo. Porque tú fuiste la primera en confiar, en enseñarme a ser honesto, en repetirme que lo correcto es lo correcto, incluso cuando nadie está mirando.
Porque detrás de un contador responsable, hay una mamá admirable
Hoy, Día de las Madres, no quiero hablar solo como contador. Quiero hablar como hijo. Como alguien que ha aprendido que los valores familiares también son parte de la ética profesional. Que la sensibilidad no está peleada con los números. Y que el amor, aunque no se puede deducir en una factura, sí es la inversión más grande que uno puede recibir.
Gracias por ser mi guía, por estar en cada paso, por tus oraciones antes de cada examen de auditoría, por tus mensajes de “¿cómo te fue con ese cliente?” y por seguir siendo esa voz que me dice: “Estoy orgullosa de ti”.
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En este Día de las Madres, desde el corazón de todos los contadores de México, va esta carta para ti, mamá. Porque sin tus enseñanzas, tus sacrificios y tu infinito amor, esta historia profesional no sería posible.
A todas las madres de contadores: gracias por ayudarnos a cuadrar no solo nuestras cuentas, sino también nuestra vida. ¡Feliz Día de las Madres!
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